A lo
largo de esa semana contemplamos como los mismos medios que degradan e insultan
a las mujeres con sus anuncios de prostitución, programas donde la inteligencia
y el tamaño de las tetas siliconadas presentan una relación inversa, ausencia
de mujeres en los puestos clave de decisión, precarizaciones a mansalva y
despidos al por mayor se llenan de noticias sobre la situación de las mujeres
en el mundo.
Asistimos
a una amalgama de actos institucionales que nos intentan adular recordando lo
mucho que valemos y haciéndose un auto-memorial de lo mucho que hacen por
nosotras como colectivo ciudadano. Lástima que estas instituciones, tanto si
son gobernadas por la derecha como por la izquierda, abortan las carreras profesionales
de las mujeres, se pasan los planes de igualdad por el desagüe de convenios
donde se encuentran esos complementos que, siempre por casualidad oigan, recaen
en la cuota masculina contribuyendo a esa brecha salarial que nos empobrece y
tienen una mísera cantidad de mujeres en los puestos de alta dirección, aunque,
eso sí, presumen de muchas mujeres en puestos intermedios de dirección que
cuando los ostentan ellos siempre tienen más nivel salarial.
Devolvamos el 8 de marzo a las calles de donde nunca
debiera haber salido. Recordemos que este día recordamos a todas las mujeres
que a lo largo de los siglos han luchado por una sociedad más justa, más democrática,
más equitativa, más paritaria. Y todavía estamos lejos de conseguirla.